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Microplástico en el cerebro

por StopPlástico

Una prepublicación del Dr. Matthew Campen, autor principal y profesor de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, revela que se ha detectado un importante aumento de microplástico en el cerebro de personas fallecidas en 2024.

Estudio del tejido cerebral

El estudio se llevó a cabo a casi un centenar de personas fallecidas entre los años 2016 y 2024.

Llama poderosamente la atención que en apenas 8 años el peso del microplástico encontrado en nuestros cerebros, puede llegar a alcanzar el 0,5% del peso total del mismo, el doble que el encontrado en 2016.

“Nuestros cerebros actuales son 99,5% cerebro y el resto es plástico»
Dr Matthew Campen.

Microplásticos en el cerebro. Crédito: Universidad de Nuevo México

Microplásticos en el cerebro. Crédito: Universidad de Nuevo México

Según el propio Dr. Matthew Campen «Las concentraciones que vimos en el tejido cerebral de individuos normales, que tenían una edad media de unos 45 o 50 años, fueron de 4.800 microgramos por gramo, o el 0,5% en peso.
En comparación con las muestras de cerebro de la autopsia de 2016, eso es aproximadamente un 50% más alto.
Eso significaría que nuestros cerebros actuales son 99,5% cerebro y el resto es plástico.»

Microplásticos en órganos del cuerpo humano

Según este estudio, el cerebro tenía una mayor concentración de material plástico, entre 7 y 30 veces más que otros órganos como los riñones o hígado.

El estudio tomó muestras de la corteza frontal de los cerebros, es el área asociada al pensamiento y al razonamiento.
Esta zona es la más afectada por problemas asociados a la demencia pretemporal y a etapas posteriores del Alzheimer.

«Basándonos en nuestras observaciones, creemos que el cerebro está atrayendo las nanoestructuras más pequeñas, como de 100 a 200 nanómetros de longitud, mientras que algunas de las partículas más grandes, de un micrómetro a cinco micrómetros, van al hígado y los riñones», comentó el Dr. Campen.

Los nanoplásticos son los plásticos que más preocupan, estas minúsculas partículas, por su diminuto tamaño, pueden instalarse dentro de células individuales.

Microplásticos en los riñones (derecha), hígado (centro) y cerebro (derecha). Crédito: Universidad de Nuevo México

Microplásticos en los riñones (derecha), hígado (centro) y cerebro (derecha). Crédito: Universidad de Nuevo México

«De alguna manera, estos nanoplásticos se abren paso a través del cuerpo y llegan al cerebro, cruzando la barrera hematoencefálica.
A los plásticos les encantan las grasas o lípidos, por lo que una teoría es que los plásticos se están abriendo camino con las grasas que comemos y que luego se envían a los órganos a los que realmente les gustan los lípidos; el cerebro es el primero de ellos.» afirmó el Dr. Matthew Campen.

Plástico y cáncer

El estudio revela que el polietileno fue el plástico predominante en las muestras analizadas al igual que ocurrió en anteriores estudios, como en el de los testículos humanos.

Este material se utiliza para la fabricación de bolsas y botellas de plástico.
El PET (tereftalato de polietileno), es el mayor contribuyente a la liberación del disolvente 1,4-dioxano al medio ambiente, según los datos recopilados por «Defend our Health«.

Y el 1,4-dioxano, según el Programa Nacional de Toxicidad de EE.UU. y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer lo consideran como posiblemente cancerígeno para los humanos.

Además cabe reseñar que junto al material plástico se encuentran todos esos compuestos químicos añadidos a la formulación, tales como como bisfenoles, ftalatos, retardantes de llama, metales pesados ​​y sustancias perfluoradas y polifluoradas, o PFAS.
Los cuales pueden interrumpir procesos celulares en nuestros organismos y comportarse como disruptores endocrinos en nuestro cuerpo.

Un pre estudio a falta de publicación en alguna revista científica

Este pre estudio solo demuestra una mayor exposición de nuestro cuerpo a estas sustancias pero no da ningún tipo de información del daño que puede causar a nuestro organismo.

Según la profesora adjunta de farmacología y toxicología en la Universidad Rutgers en Piscataway, Nueva Jersey, Phoebe Stapleton.

«No está claro si, en vida, estas partículas son fluidas, entran y salen del cerebro, o si se acumulan en los tejidos neurológicos y promueven la enfermedad. Se necesitan más investigaciones para comprender cómo pueden interactuar las partículas con las células y si esto tiene una consecuencia toxicológica».

Vivir con menos plástico

Mientras la ciencia confirma o desmiente si esta convivencia de nuestro organismo con el plástico es buena o no, cosa que todo parece apuntar a que no, nosotros en Stop Plástico creemos que debemos comenzar a vivir con menos plástico.

Un cambio en nuestros hábitos de consumo no solo beneficiará a nuestro organismo sino a la propia salud del planeta.

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