Las aves marinas comen plástico
Las aves y otros animales que viven en mares y océanos confunden los residuos plásticos que flotan en las aguas con alimento.
En algunas ocasiones porque su olfato confunde estos restos plásticos con alimento, debido a que esos residuos emiten un compuesto sulfuroso, el dimetil sulfuro. Este es un compuesto que liberan las algas que con el tiempo cubren los plásticos flotantes.
Las algas en sí no huelen a alimento para las aves, pero el dimetil es liberado cuando estas, por ejemplo, son consumidas por animales como el krill (pequeño crustáceo pelágico, parecido a una gamba), es decir, aunque el alga no es comida si que huele como comida.
En otras ocasiones, especies como los albatros, comen plástico de colores brillantes, en particular rojo, verde y azul, probablemente al confundirlas con presas.
La ciencia ha bautizado a este fenómeno como plasticosis, un término que inicialmente se asoció a las afecciones que causan las cicatrices en el tracto digestivo de las aves marinas al ingerir trozos de plástico, y que poco a poco se va aplicando a todas esas patologías que afectan a diferentes órganos y sistemas en los seres vivos como consecuencia de la exposición a macro, micro y nano plásticos.
Las pardelas
Las pardelas son unas aves de tamaño medio provistas de largas alas. Capaces de recorrer largas distancias planeando en el aire con el mínimo esfuerzo. Las aves adultas viven en el océano donde se alimentan principalmente durante el día y no regresan a tierra a menos que estén reproduciéndose o alimentando a sus polluelos. Las tareas de incubación del único huevo que ponen son compartidas por ambos progenitores al igual que la cría del polluelo. Los polluelos permanecen en la madriguera y son alimentados por sus padres normalmente por la noche.

Polluelo de Pardela Balear. Las marinas son el grupo de aves más amenazado a nivel global. Autor: Pep Arcos-SEO/BirdLife.
En la actualidad existen más de 20 especies de pardelas en todo el mundo.

SEO/BirdLife ha trabajado durante décadas en la conservación de la amenazada pardela balear. Autor: Pep Arcos-SEO/BirdLife.
En España contamos con nuestra propia especie, la pardela balear , la única ave marina endémica de España y la más amenazada de Europa. Actualmente en peligro crítico de extinción por el alarmante descenso de crías en una población muy reducida y localizada.
La pardela sable, objeto del estudio, está presente en los océanos Índico y Pacífico. Considerada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como «casi amenazada». Una de las posibles causas de su declive es el consumo de plástico por parte de polluelos y adultos .
Polluelos que comen plástico
El equipo investigador del Dr. Jack Rivers, usó técnicas de espectrometría de masas para identificar marcadores de enfermedades en la sangre de las aves objeto del estudio.
Se identificaron 31 polluelos de pardela sable en la isla Lord Howe de Australia.
Todos ellos de apariencia sana y de características en cuanto a peso, tamaño,… similares.
Señales de daños cerebrales en aves marinas con plástico en sus estómagos. Los investigadores realizaron un procedimiento llamado lavado gástrico para recolectar trozos de plástico ingeridos por los polluelos de pardela. Crédito: Jack Rivers-Auty.
El lavado gástrico realizado a los polluelos llevó al equipo investigador a agrupar a las aves en dos grupos, un grupo donde los individuos habían consumido altas cantidades de plástico y otro donde habían consumido en una menor cantidad.
El estudio detecta señales de daños cerebrales en aves marinas con plástico en sus estómagos
Un estudio realizado por la Universidad de Tasmania ha encontrado señales de daño cerebral en polluelos de pardela sable similares a la demencia, además de problemas de disfunción renal, hepáticos y alteraciones en el revestimiento del estómago ( Sci. Adv . 2025, DOI: 10.1126/sciadv.ads0834 ).
Señales de daños cerebrales en aves marinas con plástico en sus estómagos. Los investigadores recuperaron 403 trozos de plástico de un polluelo de pardela sable de 90 días de vida. Crédito: Jack Rivers-Auty.
Los investigadores encontraron diferencias significativas en los niveles de 202 de las 745 proteínas plasmáticas detectadas en la sangre de las aves. Se localizaron altos niveles de proteínas intracelulares, proteínas que deberían estar dentro de las células ahora estaban fuera. Lo que podría sugerir que el plástico está provocando esta situación.
Se localizaron también bajos niveles de albúmina, (una proteína producida por el hígado) que podrían indicar disfunción hepática o renal en la sangre de aves con mayor cantidad de plástico en el estómago. Estas mismas aves también presentaron niveles significativamente bajos de una proteína llamada factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF por sus siglas en inglés). Una proteína clave para el cerebro, que estimula la producción de nuevas células cerebrales, fortalece las existentes y afecta la memoria y el aprendizaje.
Las pardelas, “especies centinela”
Los polluelos de las aves marinas necesitan de jóvenes recordar mentalmente dónde han nacido. En el caso de las pardelas pueden pasar hasta cinco años pescando lejos de su lugar de nacimiento y luego tienen que regresar al mismo para anidar, viajes de hasta 10.000 km, cualquier problema derivado de una mala orientación o asociados a la memoria podría resultar catastrófico para ellas. Además el equipo sugiere que una disminución en los niveles de BDNF también podría afectar la capacidad de las aves para distinguir los cantos de las demás.
No está claro si estos polluelos de pardelas siguen afectados en la edad adulta. Por ello, los investigadores están analizando la sangre de individuos adultos de pardelas sable de la misma colonia para evaluar los efectos de la exposición al plástico.
ENTREVISTA AL Dr. Jack Rivers Auty
Dr. Jack Rivers Auty
Facultad de Medicina de la Universidad de Tasmania (Australia) Especializado en la investigación del sistema inmunológico innato y la inflamación El Dr. Jack Rivers Auty es profesor de Ciencias Médicas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Tasmania. Su investigación se centra en cómo la inflamación puede contribuir a la enfermedad. Jack tiene un amplio abanico de intereses, desde cómo los microplásticos inducen la inflamación pulmonar e intestinal hasta si los antiinflamatorios de uso común pueden utilizarse para tratar la enfermedad de Alzheimer. El grupo de investigación de Jack utiliza técnicas de cultivo celular, modelos de roedores, tejidos humanos, datos clínicos y modelos estadísticos para seguir la ciencia desde las células en una placa hasta las personas.
- 1. ¿Por qué se eligió este tipo de ave y no otra?
- 2. ¿Presentaban los polluelos algún síntoma previo que pudiera estar asociado con la demencia?
- 3. ¿Cuál fue el aspecto más sorprendente del estudio?
- 4. ¿Cuál fue el criterio para seleccionar los dos grupos? ¿Qué podría explicar la diferencia en el consumo de plástico entre individuos?
- 5. ¿Qué datos indicaron daño cerebral, disfunción renal y problemas hepáticos?
- 6. ¿Esperaba que los resultados del estudio coincidieran con lo encontrado?
- 7. ¿Han podido establecer alguna relación basada en los distintos productos químicos o aditivos utilizados en los plásticos?
- 8. ¿Cómo planean continuar esta investigación? ¿Sería necesario realizar estudios similares en otras especies de aves?
1. ¿Por qué se eligió este tipo de ave y no otra?
Llevamos más de 15 años estudiando esta especie y ofrece una oportunidad de investigación única. Estas aves viven en entornos relativamente prístinos, en gran parte libres de contaminación atmosférica y especies invasoras, lo que nos permite aislar los efectos de la exposición al plástico. Además, presentan una variación natural en la ingesta de plástico, que va de leve a grave, lo que proporciona un espectro de exposición ideal para estudiar los efectos de la plasticosis.
2. ¿Presentaban los polluelos algún síntoma previo que pudiera estar asociado con la demencia?
No, en absoluto. Nos sorprendió enormemente encontrar biomarcadores asociados a la demencia como la principal señal en sus proteínas sanguíneas. Se podría suponer que el cerebro está protegido por la barrera hematoencefálica, pero nuestros datos sugieren que, o bien los microplásticos se desprenden de fragmentos de plástico más grandes en el intestino, o bien se filtran sustancias químicas de los propios plásticos. Estas partículas o sustancias químicas parecen tener un profundo impacto en la salud cerebral, un resultado muy inesperado y preocupante.
3. ¿Cuál fue el aspecto más sorprendente del estudio?
El hallazgo más sorprendente fue la gravedad oculta de los impactos en la salud. Muchos asumen que pequeñas cantidades de plástico son inofensivas a menos que bloqueen físicamente el tracto digestivo. Nuestras aves parecían sanas por fuera, bien alimentadas y activas. Sin embargo, internamente, mostraban signos de daño significativo en el hígado, los riñones, el estómago e incluso el cerebro. Es similar a fumar: no siempre se puede saber quién fuma con solo mirarlo, pero ahora conocemos el daño interno a largo plazo que causa. Estos se denominan efectos subletales y a menudo requieren técnicas avanzadas para su detección.
4. ¿Cuál fue el criterio para seleccionar los dos grupos? ¿Qué podría explicar la diferencia en el consumo de plástico entre individuos?
Seleccionamos aves que parecían sanas en términos de peso y tamaño corporal y que no mostraban signos externos de enfermedad. Luego, las alimentamos por sonda para eliminar los plásticos de sus estómagos. Según la cantidad de plástico recuperada, las dividimos en grupos de alta y baja exposición. El grupo de alta exposición tenía una carga de plástico mediana equivalente a aproximadamente 1,5 cucharaditas; El grupo con bajo contenido de plástico solo tenía unos pocos fragmentos pequeños. Dado que los polluelos son alimentados por sus padres, las diferencias probablemente reflejen los patrones de búsqueda de alimento de los adultos, quizás debido a encuentros casuales con parches de plástico o a diferencias individuales en su atracción por los plásticos, aunque aún no podemos afirmarlo con certeza.
5. ¿Qué datos indicaron daño cerebral, disfunción renal y problemas hepáticos?
En el cerebro, el marcador clave fue el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF por sus siglas en inglés Brain-Derived Neurotrophic Factor), que contribuye a la conectividad neuronal y la salud cerebral general. Sus niveles se redujeron en un 50 % en las aves con alto contenido de plástico. En el hígado, las proteínas secretadas, principalmente implicadas en el mantenimiento de la sangre, se redujeron significativamente, mientras que las enzimas hepáticas internas aparecieron en el torrente sanguíneo, lo que sugiere muerte y fugas de células hepáticas. En los riñones, observamos marcadores elevados de estrés oxidativo, lo que indica sobrecarga renal y disfunción temprana.
6. ¿Esperaba que los resultados del estudio coincidieran con lo encontrado?
Anticipábamos observar daños en el estómago, el hígado y los riñones, ya que estos son órganos involucrados en el procesamiento de las sustancias ingeridas. Basándonos en nuestro trabajo previo, ya sabíamos que el revestimiento del estómago sufre daños por la exposición al plástico. Dada la función desintoxicante del hígado y los riñones, era lógico que se vieran afectados por la lixiviación de sustancias químicas y microplásticos. Sin embargo, la magnitud de los efectos en el cerebro fue totalmente inesperada. El cerebro suele estar bien protegido, por lo que estos hallazgos fueron sorprendentes y profundamente preocupantes.
7. ¿Han podido establecer alguna relación basada en los distintos productos químicos o aditivos utilizados en los plásticos?
Se trata de un área muy importante y emergente. Disponemos de datos preliminares de cultivos celulares que muestran que los distintos tipos de plástico presentan diferentes perfiles de toxicidad. Sin embargo, los plásticos se fabrican con miles de aditivos químicos, muchos de los cuales están poco estudiados. Comprender sus efectos individuales y combinados requerirá mucha más investigación.
8. ¿Cómo planean continuar esta investigación? ¿Sería necesario realizar estudios similares en otras especies de aves?
Sí, por supuesto. Actualmente estamos ampliando nuestra investigación para incluir otras especies de aves e incluso diferentes grupos de animales. También estamos explorando posibles vínculos con la salud humana, dada la magnitud global de la exposición al plástico. Este es un campo de investigación amplio y urgente que requerirá más científicos, más colaboraciones y una financiación considerablemente mayor para comprender plenamente los impactos biológicos de la contaminación por plástico.