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Alegranza: ¿una isla salvaje?

por StopPlástico

Al norte de la isla de Lanzarote está el islote de Alegranza, un lugar deshabitado, de máxima protección desde 1986 y de una belleza inigualable.

La isla de Alegranza pertenece a  la colección de pequeños islotes que se extienden al noreste de Lanzarote: el Parque Natural del Archipiélago Chinijo.

Su aislamiento y su estado de conservación no impide que este paraíso natural se vea libre de la gran amenaza del planeta: la invasión de plástico y la basura marina.

Alicia Herrera Ulibarri es investigadora en el grupo EOMAR de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

EOMAR es un grupo de investigación a la vanguardia del estudio de la contaminación por microplásticos en playas y mar abierto, así como de otros contaminantes y, en general, de la salud en el mar.

La basura llega a la costa de Alegranza de lugares como Estados Unidos, Canadá o china.

“¿Y por qué se ha convertido en un basurero? Justamente por su posición en el océano Atlántico, es el primer obstáculo con el que se encuentra la corriente de Canarias y deposita todas las basuras marinas en las costas de orientación norte y noreste” – Alicia Herrera

Alicia explica que durante sus visitas al islote con fines científicos han identificado incluso materiales etiquetados en 1999 procedentes de Massachusetts, en Estados Unidos.

“Hay basura que puede llevar 20 años flotando en el mar y termina en Alegranza”, señala Alicia.

Miembros del Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) han compartido imágenes de otros restos localizados en el Archipiélago Chinijo.

El biólogo Juan Alexis Rivera señala que la plataforma medioambiental lleva realizando limpiezas de la zona con voluntarios desde 1998, localizando incluso un frigorífico en 2013 y “recogiendo todo lo inimaginable que el hombre es capaz de tirar en el mar”. 

Entre las principales consecuencias medioambientales de la acumulación de basura en Alegranza se encuentra su afección a las aves protegidas que habitan la isla y de la amplia diversidad de peces que ocupan sus aguas.

“Es desolador, tras años trabajando en investigación y en concienciar sobre la problemática de la contaminación por plásticos, hoy es de esos días en que veo un futuro muy negro y dudo de si existe una solución”, lamenta Alicia Herrera Uribaldi.

Por todo esto la mejor de las opciones es reducir, reducir y reducir el consumo de plástico en nuestras compras diarias, reutilizar todo lo posible y cuando ya no podamos aguantar ese producto más reciclarlo convenientemente.

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